lunes, 8 de abril de 2013

Reducir la rentabilidad empresarial o el salario es la clave de las paritarias 2013


Por Jorge Duarte*

La mayor parte de los ingresos son apropiados por el sector empresario y no por los trabajadores. El aumento de precios radica en los márgenes de ganancia de las empresas y no en los salarios. Allí está la clave para destrabar las paritarias de 2013.

El congelamiento de precios acordado por Guillermo Moreno con empresarios (ahora extendido a 120 días), deja en claro lo que era evidente: la mayoría de los aumentos en los productos no responden al traslado de la suba de costos, sino que, fundamentalmente, se trata de decisiones arbitrarias por las cuales los grandes empresarios amplían su rentabilidad.
De cara a las negociaciones paritarias cabe presentar la reducción de las utilidades empresarias, muy por encima de las obtenidas en años anteriores, como principal alternativa para que las actualizaciones salariales no redunden en aumentos de precios al consumidor.
 El 2013 comenzó movidito y el principal problema de la economía que ataca con mayor potencia a los asalariados es la inflación. Los trabajadores que acordaron sus paritarias hace un año, vieron como su salario real sufrió un deterioro a través del proceso de aumento de precios de los últimos 12 meses. Ahora que tienen que volver a negociar para, al menos, recuperar el terreno perdido les dicen que deben bajar sus expectativas.
Esta mirada conservadora que liga los aumentos de salarios con la aceleración del proceso inflacionario olvida un componente muy importante, los grandes márgenes de rentabilidad empresarial. Se busca detener la inflación haciendo foco en el eslabón más débil y se olvida analizar el rol de los grandes empresarios en la puja distributiva.
Repasando el informe “Conflicto, negociación colectiva y mercado de Trabajo” del Observatorio del Derecho Social encontramos precisiones importantes para tener en cuenta en torno a las utilidades empresarias y su crecimiento en la década kirchnerista: “Durante los últimos años la cúpula empresarial del país conformada por las 500 empresas más grandes, presentaron niveles de utilidades muy superiores a las registradas durante la década de los noventa”.
Al enfrentarnos a los datos duros descubrimos que en el periodo 2002-2011 estas 500 empresas obtuvieron utilidades en promedio del 31% del valor agregado bruto. Estas utilidades superan ampliamente el promedio que obtenían las mismas empresas en los ‘90 donde se apropiaban del 19,8% del valor agregado bruto. Se puede observar, entonces, que las utilidades empresariales se elevaron un 56% si comparamos el período 2002-2011 con el período 1993-2001.
También es notable la involución que presenta la participación de los salarios en el valor agregado bruto si comparamos el período 2002-2011 con el período 1993-2001. Mientras que hace 20 años los salarios representaban el 29,8% del valor agregado bruto, en la década kirchnerista los salarios explican el 19,7% del mismo. De la misma manera vale remarcar que la participación salarial se ha ido recuperando desde 2002, donde tocó el piso del 12,9% hasta llegar en 2011 al 26% lo que todavía la coloca por debajo del promedio de la década de 1990. Un crecimiento que, desde 2011 con la inflación como principal herramienta, ha comenzado a ponerse en cuestión.

Con los números expresados podemos entender que si bien hubo un crecimiento de la participación de los salarios en el valor agregado bruto desde el piso tocado en 2002, los grandes beneficiados con la bonanza económica de la década kirchnerista fueron los empresarios que sostuvieron niveles de rentabilidad muy superiores a los que consiguieron años anteriores. Esta rentabilidad obtenida es la clave para pensar en actualizaciones salariales sin impacto en los precios al consumidor.
Si en lugar de buscar que se bajen las expectativas salariales de los trabajadores se buscase reducir los niveles de ganancia empresariales sería posible actualizar los salarios a niveles de 2012 o superiores y no trasladar ese  porcentaje al producto final. Hay margen para reducir la rentabilidad empresarial y que siga a niveles altos.
Para desmenuzar aún más este potencial aumento salarial sin impacto en los precios es bueno repasar el documento "La discusión salarial en la Argentina actual" del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas. Este trabajo demuestra que “considerando las horas trabajadas y la riqueza producida en el 2012, cada hora de trabajo rindió por un valor de $71,50. Asimismo, cada trabajador percibió en promedio por su hora de trabajo, $20,80. La diferencia ($50,70) es el excedente apropiado en primera instancia por los empresarios”.
Por lo tanto, el excedente empresario por hora trabajada es de 2,5 veces lo que se le paga al trabajador. Dados estos números se fortalece aún más la idea de que es posible otorgar un aumento que ronde el 25% o 30% en los salarios y que esta actualización salarial puede ser absorbida por los empresarios simplemente bajando un poco los importantes márgenes de rentabilidad que manejan.
Blanqueado lo arbitrario de las decisiones de precios, congelamiento mediante y analizado el margen de rentabilidad, parece evidente la salida para las conflictivas paritarias 2013. Los empresarios que han sido los grandes ganadores de la puja distributiva en estos 10 años con el consiguiente aumento de sus utilidades, pueden absorber las actualizaciones salariales sin trasladarlo a los precios y por ende a los trabajadores. Que esta posibilidad concreta se convierta en realidad dependerá de la voluntad del Gobierno Nacional. La rentabilidad es la clave, empresarios, trabajadores y el gobierno están al tanto.

*Periodista especializado en temas gremiales / http://escritosdeclase.blogspot.com.ar/ @ludistas
Nota originalmente publicada en Marcha

http://escritosdeclase.blogspot.com.ar/


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